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“Una mañana de
febrero de 1873, en la estación de Austerlitz, en París,
se cargaba en un tren bajo el ojo vigilante de un callado escocés
una partida de cofres de madera recubiertos de metal. De esta forma
comenzó un viaje secreto, cuidadosamente planeado, durante
el cual las cajas fuertes fueron llevadas, unas veces por tren y
otras en carros tirados por bueyes, por caminos secundarios de Francia
y, a través de los Pirineos, hasta España. Su destino
era Madrid (...), su contenido, £ 422,680 en piezas de oro.” De
esta forma comenzaba David Avery su historia de las Minas de Riotinto, “Nunca
en el cumpleaños de la Reina Victoria”, (Ed. 2009. Diputación
Provincial de Huelva. Servicio de Publicaciones), narrando el primer
pago de la compra de las milenarias minas de Riotinto al Reino de
España por parte de la compañia de capital extranjero
y sede en Londres, la “Rio Tinto Company Limited”. |
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En
los años sucesivos, la llegada continua, de ingenieros, técnicos
y directivos desde las islas británicas para el trabajo de
explotación de las minas provocó que en 1882, el entonces
Director General (o General Manager), Charles Trew Prebble, mandara
construir, un barrio para el alojamiento exclusivo del personal de
origen británico, incluyendo la propia vivienda del Director
General. Ese mismo año se iniciaron los trabajos de construcción
de dicha vivienda, y una serie de casas adosadas en hilera, entre
las que se encuentra ésta, siendo las primeras que se hicieron
en el barrio que llamaron Bellavista y que constituyó una
auténtica colonia británica.
Estas viviendas eran propiedad
de la compañía y se les otorgaban a los miembros del
staff en función de su nivel dentro de la misma. En concreto
esta casa, al estar junto a la Casa Consejo donde vivía el
Director General, fue hasta finales de los años 20 del s.
XX la casa donde vivía el Assistant Manager, o Subdirector
de la mina.
En definitiva, se encuentra ante la “Old
England House”, donde le invitamos a que pase
una lujosa
estancia en una auténtica casa
victoriana con las comodidades de hoy
día, desde donde puede descubrir el barrio de Bellavista,
con sus imponentes casas decimonónicas, con un auténtico
club inglés del S. XIX y con las primeras pistas
de tenis que hubo en España, con un campo de
cricket hoy convertido en jardín,
con su iglesia presbiteriana, su propio cementerio
inglés e incluso un monumento
a los caidos
en la primera guerra mundial que le
animamos a buscar y descubrir. Adentrarse en las vastas e impresionantes explotaciones
mineras a cielo abierto,
conocer la
singularidad y colorido del rio Tinto, estudiado incluso por
la NASA, o pasear por el lugar donde se jugó por primera
vez al futbol en España. O ir más allá y
que la casa le sirva de base para conocer el conjunto dolménico
de El Pozuelo, acercarse a Aracena y su sierra o disfrutar
de la gastronomia de
la comarca con el mundialmente conocido jamón de Jabugo a tiro de piedra. Todo ello a solo una hora de las playas de
Huelva,
del parque nacional de Doñana y de la ciudad de Sevilla.
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